Una característica distintiva en los primeros días del automóvil fue una cabina hecha a la medida. Ningún fabricante de automóviles estadounidense ayudó a definir el arte de la construcción de dicha cabina más que Lincoln. De los aproximadamente 100 carroceros conocidos del día, al menos una docena de los mejores, fueron comisionados por Lincoln Motor Company para crear organismos personalizados para sus chasis.
Edsel Ford seleccionó cuidadosamente los diseños que se convertirían en Lincoln de cada uno de los carroceros. Willoughby diseñando las limusinas, LeBaron se centró en los automóviles convertibles. Judkins, Brunn, Dietrich cada uno contaba con su propia especialidad y Lincoln utilizaba a cada uno para crear hermosas ediciones limitadas inventivas, o en ocasiones, incluso estilos únicos para clientes específicos, con las creaciones más populares puestas a su disposición junto con una amplia selección de los compradores.
El resultado fue una era de algunos de los automóviles más característicos y de excelentes ventas en la historia del automóvil.
Personalmente atendiendo a las necesidades y deseos de los propietarios sigue siendo una gran parte del ADN presente en la actualidad. Volviéndose aún más personal que nunca, se extiende más allá del diseño de nuestros coches, y de la infusión de cada aspecto de la experiencia Lincoln.